jueves, 23 de enero de 2014

LA INFANTINA ENCANTADA.



Arrepentimiento.

Un hombre salió de caza al bosque, como solía hacer todos los días. Se le hizo muy tarde, por lo cual,  decidió volver a su casa.
Por el camino, se sentó a pie de un gran árbol, el más bonito que él haya podido ver jamás, el árbol, por la belleza que desprendía, parecía que las ramas eran de oro de lo que resplandecía. Cuando se apoyó en el tronco del árbol y dejó caer su cabeza sobre él, se dio cuenta de que en la rama más alta había una niña sentada. Era una niña de pelo largo y rubio, ojos azules, muy claros, una nariz pequeña y unos labios muy finos. Por lo que se podía apreciar no era muy alta, de estatura media, llevaba un largo vestido azul inusual.
De repente la niña comienza ha hablar:
-Señor, señor, necesito su ayuda.
-Dime.
-Necesito que me lleve con usted, sino, correré un grave peligro, ya que un mago me hizo un hechizo, para vengarse de mi padre, el rey de Hungría y mañana cumplirá el plazo.
-Señorita, realmente, no comprendo lo que pasa, pero mi madre siendo tan sabia, me podría aconsejar. Además, no vive muy lejos de aquí.
El cazador echó a correr para volver lo antes posible y no escuchó lo que la joven le quiso decir.
-Pero espere señor...- gritó la chica en vano.
Estaba muy enfadada con el caballero por haberla abandonado, pero al mismo tiempo también se sentía muy asustada.
Cuando el señor volvió de pedir ayuda, recorrió el monte sin descanso alguno, sin ningún resultado. No hubo manera de encontrar a la muchacha. Cuando agotado volvía a casa, a lo lejos, vio a un grupo de personas y entre ellas iba la joven. La reconoció, porque era la única que llevaba un vestido distinto a los demás. La muchacha iba cabizbaja. El hombre se intentó acercar para ver lo que sucedía y pudo comprobar que iban armados. A la chica la llevaban atada y lloraba.
El hombre se sentía tan mal por no haberla rescatado él y dejar que unos delincuentes la encontraran, que decidió acabar con su vida.